Cuando hablamos de faroles clásicos, de luminarias modernas, nos estamos refiriendo a diferentes etapas por las que transcurrió la evolución del alumbrado público y las consecuencias para la vida en las ciudades que significó el desarrollo del mismo.
En esta entrega hablaremos de los primeros destellos.
En el albor de los tiempos, mucho antes incluso de que existieran siquiera calles que alumbrar, el control del fuego propició la invención de la antorcha como sistema más primitivo de iluminación.
Para mejorar la eficacia y duración de este tipo de luz fueron creándose lámparas con diferentes aceites y mechas consiguiéndose resolver, de forma más o menos airosa, el problema lumínico en el interior de las casas.
De puertas para afuera y a lo largo de siglos, las calles griegas, egipcias, romanas y medievales se mostraban, después del ocaso, como un inhóspito y oscuro territorio por el que resultaba peligroso aventurarse.
No fue hasta 1667 cuando fue públicamente alumbrado el primer alumbrado público en el continente europeo.
En la ciudad de París, el rey Luis XIV implantó un sistema de linternas públicas dependiente del prefecto de policía que permitía mantener encendidas, una en el centro y otra en cada una de las esquinas de las calles, más de 5.000 linternas hasta las 2 de la mañana durante los meses en que la noche se alargaba más.
El éxito de esta luminosa propuesta provocó su rápida extensión por el resto de las ciudades de Francia y, poco después, por las principales de casi toda Europa.
Todo ello sirvió en gran manera para aumentar la sensación de seguridad de los transeúntes nocturnos.
Frente al desarrollo de los primeros sistemas de alumbrado público europeo, el español, privado de luz, tuvo que esperar más de un siglo todavía para que se instalara en el país algún tipo de servicio de alumbrado en las calles.
Pero, de todo esto, hablaremos más adelante…
Resulta extremadamente curioso como Forjas Estilo Español, en relación con el alumbrado público, experimenta también una constante evolución de sus modelos, tanto en faroles clásicos como en luminarias modernas.
Así ocurre, por ejemplo, en la transición que se sucede entre los faroles clásicos VILLA Y FERNANDINO y sus versiones energéticamente más eficientes, los faroles VILLA LED y FERNANDINO LED.
En FORJAS ESTILO ESPAÑOL, como en el resto del conocimiento humano, el progreso nunca deja de sorprendernos.
Las calles oscuras
En el albor de los tiempos, mucho antes incluso de que existieran siquiera calles que alumbrar, el control del fuego propició la invención de la antorcha como sistema más primitivo de iluminación.
Para mejorar la eficacia y duración de este tipo de luz fueron creándose lámparas con diferentes aceites y mechas consiguiéndose resolver, de forma más o menos airosa, el problema lumínico en el interior de las casas.
De puertas para afuera y a lo largo de siglos, las calles griegas, egipcias, romanas y medievales se mostraban, después del ocaso, como un inhóspito y oscuro territorio por el que resultaba peligroso aventurarse.
Primeros destellos del alumbrado público europeo
No fue hasta 1667 cuando fue públicamente alumbrado el primer alumbrado público en el continente europeo.
En la ciudad de París, el rey Luis XIV implantó un sistema de linternas públicas dependiente del prefecto de policía que permitía mantener encendidas, una en el centro y otra en cada una de las esquinas de las calles, más de 5.000 linternas hasta las 2 de la mañana durante los meses en que la noche se alargaba más.
El éxito de esta luminosa propuesta provocó su rápida extensión por el resto de las ciudades de Francia y, poco después, por las principales de casi toda Europa.
Todo ello sirvió en gran manera para aumentar la sensación de seguridad de los transeúntes nocturnos.
El alumbrado público europeo y el español privado de luz
Frente al desarrollo de los primeros sistemas de alumbrado público europeo, el español, privado de luz, tuvo que esperar más de un siglo todavía para que se instalara en el país algún tipo de servicio de alumbrado en las calles.
Pero, de todo esto, hablaremos más adelante…
Resulta extremadamente curioso como Forjas Estilo Español, en relación con el alumbrado público, experimenta también una constante evolución de sus modelos, tanto en faroles clásicos como en luminarias modernas.
Así ocurre, por ejemplo, en la transición que se sucede entre los faroles clásicos VILLA Y FERNANDINO y sus versiones energéticamente más eficientes, los faroles VILLA LED y FERNANDINO LED.
En FORJAS ESTILO ESPAÑOL, como en el resto del conocimiento humano, el progreso nunca deja de sorprendernos.
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