lunes, 10 de noviembre de 2014

De los faroles clásicos a las luminarias modernas: el alumbrado público en la Ilustración


Retomando la evolución histórica del alumbrado público que iniciamos el día anterior, vamos a avanzar un paso más en el camino que separa los faroles clásicos de las luminarias modernas.
  Hagamos un poco más de luz.

El alumbrado público en el "siglo de las luces"

  En la segunda mitad del siglo XVIII aparece un nuevo enfoque y voluntad de cambio del entorno urbano alejado del antiguo concepto de ciudad medieval. Intentando paliar el desorden y la oscuridad anteriores, se racionalizan los límites urbanos, las dimensiones de las viviendas en proporción al ancho y largo de las calles.
  Los incipientes sistemas de alumbrado público a base de quemar aceite vegetal  que, desde Francia, se difundieron con mayor o menor fortuna al resto de Europa, conseguían satisfacer a duras penas los requerimientos de iluminación nocturna que la voluntad ilustrada pretendía conseguir.
  El "siglo de las luces" se quedaba a "media luz".

De la luz de  aceite a la de gas

  Aunque hubo múltiples esfuerzos para mejorar la eficiencia luminosa de las lámparas de aceite, paralelamente se intentó hacer lo mismo con luminarias alimentadas por gas que evolucionaron, desde su primer uso doméstico en 1784, a iluminar almacenes, a los cuáles se llevaba el gas a través de conducciones de metal.
   A pesar del temor público por la inseguridad que transmitía su inflamabilidad,  el primer alumbrado público de gas se implantó en la ciudad de Londres, en 1807 y, por su capacidad de producir luz brillante y de larga duración de forma barata y sencilla, se convirtió en el medio más popular de iluminación pública y particular en las ciudades hasta la llegada de la electricidad.

Luces y sombras en las ciudades españolas

  En España, siempre unas cuantas décadas por detrás en innovación y tecnología respecto al resto de sus vecinos europeos.  La incipiente atención que autoridades y sociedad comenzaba a prestar al aspecto de sus ciudades no modificó demasiado el estado sombrío e incómodo de las ciudades nocturnas.
   Únicamente en las principales ciudades (Barcelona primero y, sucesivamente, Cádiz, Zaragoza y Madrid) se implantaron sistemas de alumbrado público con grandes carencias técnicas que,  en forma de faroles de aceites vegetales demasiado separados entre sí, brindaban una luz difusa y de escaso alcance.
   Habrá que esperar todavía algunos años para que la calles aparezcan menos inseguras...

  En Forjas Estilo Español, en relación al alumbrado público, entendemos la Historia porque formamos parte de su historia:
  Durante más de cuarenta años, hemos sabido evolucionar de los faroles clásicos a las luminarias modernas, conservando siempre  la misma vocación de calidad y servicio  en todos nuestros modelos, tanto en diseño como en eficiencia, tal y como atestiguan los faroles clásicos VILLA y FERNANDINO y sus versiones más recientes y eficientes VILLA LED Y FERNANDINO LED.
  En Forjas Estilo Español, nunca dejamos de alumbrar.
  

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